Una década
tocando el piano. No música, el piano. Los dedos pronto aprendieron a moverse
ligero; la magia de las melodías y compases estaban ausentes. Horas de
prácticas sin sacar lustre a las teclas. Amenazantes esperaban mis yemas. Un
error y el castigo. La partitura inmóvil. Por dentro temblaba, buscaba la
música; aún inalcanzable como la pasión o el mandato. Tal vez si las teclas
hubieran sido verdes y azules.
Microrrelato leído en "Córdoba breve. Primer encuentro de microrrelatistas"
Muy bueno y muy representativo de experiencias similares.
ResponderEliminarSimplemente, me encantó. Gracias, Celina.
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