LENTAMENTE, LA MUERTE - Helga Roberts
Atraviesa la carne la punzante cuchilla del duelo pendenciero de
dos hombres del suburbio. Se siente el gustillo dulzón de la sangre que corre
por la boca. La herida se hace visible, ante el asombro del joven tirado. Late
aún el corazón débil de vivir acelerado por las riñas callejeras.
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