UN POBRE DIABLO EN EL BALDÍO - Mariángeles Abelli Bonardi
Sólo lo acompaña una radio roída por el tiempo. Ata sus
cosas con piolín y, con porte torpe, trapea la tapera. Deja que sus miedos
bailen en la niebla. En el baldío, contra el cartón, Plinio bebe una ración de
rancio vino.
Excelente!
ResponderEliminar