En
el mismo momento en que perdía el paraíso, Adán tuvo esa espeluznante visión.
Bosques
y montes, valles y montañas, playas, desiertos, la tierra entera trepidaba
hendida por millares de ríos petrificados.
Debía
nombrar el fenómeno.
—Asfalto
—dijo.
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